Enfermedades de origen hídrico

El agua hace posible un medio ambiente saludable pero, paradójicamente, también puede ser el principal vehículo de transmisión de enfermedades.

Cuando se carece de instalaciones de saneamiento apropiadas, las enfermedades transmitidas por el agua pueden propagarse con rapidez.
Las enfermedades diarreicas son las principales. Generalmente, la materia fecal de las personas infectadas se introduce en un sistema de abastecimiento por la descarga directa de las aguas negras sin tratamiento en las fuentes de agua.  Una vez allí las enfermedades se suelen contraer al consumir el vital elemento.
Los patógenos transmitidos por el agua incluyen muchos tipos de microorganismos: bacterias, virus, protozoos y lombrices.

Las bacterias presentes en el agua causan disentería, fiebre tifoidea, cólera, la salmonella, y el escherichia coli que puede causar “el síndrome urémico hemolítico”, entre otras afecciones.

Entre los virus se encuentran: los enterovirus (causantes entre otras enfermedades de la poliomelitis y la meningitis aséptica), los virus de la hepatitis A y E, los adenovirus y los rotavirus.

Las enfermedades transmitidas a través de vectores también se consideran dentro de las enfermedades hídricas ya que estos se crían y viven cerca de aguas contaminadas y no contaminadas. Estos vectores (generalmente mosquitos)  infectan al hombre con paludismo, fiebre amarilla y dengue, entre otras.

Las enfermedades relacionadas con el consumo de agua de bebida contaminada y la disposición de inadecuada de aguas servidas, excretas y residuos son las causas principales de enfermedad y muerte en el mundo.

Energía Undimotriz

La vida en nuestro planeta sería imposible sin el agua y la energía. Ambos recursos están sometidos a contradicciones similares; son muy abundantes en la biósfera y sin embargo son escasos.  Las energías del mar, aunque aún en fase de investigación y desarrollo, se consideran  una industria emergente. Dentro de ellas la energía undimotriz  aprovecha el movimiento de las olas para producir electricidad.

Como casi todas las fuentes de energía aprovechadas por el hombre, la undimotriz también es una consecuencia de la radiación solar. El calor del Sol genera diferencias de temperatura en la atmósfera, formándose de este modo los vientos, y cuando estos vientos recorren las superficies oceánicas, transfieren parte de su energía cinética al agua, produciendo olas. Las ondas marinas poseen la capacidad de almacenar su energía y trasladarse grandes distancias sin perder prácticamente su potencia.

En las últimas tres décadas se han desarrollado una amplia variedad de dispositivos para el aprovechamiento de la energía de las olas, comprendiendo diferentes formas, tamaños y métodos de extracción de la energía.

Un ejemplo es “El Pelamis”, una estructura flotante semi sumergida y articulada con forma de serpiente, compuesta por secciones unidas por juntas de bisagra. En Portugal hay en funcionamiento un sistema de Pelamis. Se  estima  que 30 pelamis podrían abastecer de energía aproximadamente a 20.000 hogares.

Como parte de las actividades de la Cumbre Río+20,  en el mes de junio Brasil ha  presentado oficialmente una central undimotriz en el Puerto de Pecém, siendo así el primer país latinoamericano que inaugura una central de este tipo.

En nuestro país, un grupo de profesionales de diversas especialidades está abocado al desarrollo de esta fuente de energía. El “Grupo Undimotriz” de la facultad Regional Buenos Aires de la Universidad Tecnológica Nacional tiene como objetivo crear parques acuáticos para abastecer a poblaciones de la costa patagónica alejadas de la red de tendido eléctrico.

Las ondas marinas son una fuente de energía inagotable y limpia, y representan una excelente oportunidad para la generación de energía eléctrica de forma sustentable.