La Gran final de la sexta edición de Elemento Vital se enfoca en temáticas fundamentales para la sostenibilidad del planeta y de la humanidad.
Uso racional del agua
El acceso al agua es una necesidad humana básica, al mismo tiempo que un derecho fundamental. La crisis del agua es considerada como la más importante del siglo. El consumo de agua por persona en los países desarrollados puede alcanzar los 300 litros diarios, frente a los 25 que se consumen en zonas sub-desarrolladas, y los 80 litros que recomienda la Organización Mundial de la Salud para las necesidades básicas e higiene personal. No obstante, el consumo medio mundial por persona es de 1.800 litros diarios si se suman las actividades en las que se utiliza el agua para la agricultura, ganadería, e industria.
El concepto de agua virtual, introducido por John Anthony Allan en 1993, ha tenido gran repercusión a escala mundial y ha contribuido a un uso más productivo del agua. Este geógrafo y científico británico desarrolló un modelo para medir la cantidad de agua que se emplea en la elaboración de cualquier producto agrícola o industrial: desde una taza de café hasta una hamburguesa. El agua dulce es un recurso natural vital, pero es vulnerable y limitado. Su uso racional es una misión ineludible y es responsabilidad de todos.
Uso racional de la energía y eficiencia energética
La creciente preocupación mundial acerca del futuro de nuestro planeta, ha generado debates y controversias sobre la manera de generar, producir y consumir energía. Los gobiernos de todos los países deben afrontar el desafío de garantizar la seguridad energética, y al mismo tiempo, controlar el impacto ambiental que se produce en todas las etapas de su ciclo: desde la generación hasta su consumo final, pasando por la transformación y el transporte.
Una reducción en el consumo de energía, sumada al desarrollo de otras políticas, es ineludible para alcanzar los objetivos de sostenibilidad energética. Asumiendo sencillas pautas de conducta, todos y cada uno de los ciudadanos podemos contribuir a reducir sustancialmente nuestros consumos de energía sin renunciar en absoluto al confort. La eficiencia energética para el consumo, se establece como la acción más efectiva en el corto y mediano plazo para la optimización en el uso de la energía. Al mismo tiempo es el camino más eficaz para reducir las emisiones de gases efecto invernadero a la atmósfera, y por tanto limitar el calentamiento global del planeta.
Desarrollo sustentable
El término desarrollo sostenible, perdurable o sustentable fue formalizado por primera vez en el documento conocido como Informe Brundtland, fruto de los trabajos de la Comisión Mundial de Medio Ambiente y Desarrollo de Naciones Unidas, en 1983. Los aspectos que abarca el desarrollo sostenible son tres: el ambiental, el social y el económico. La justificación del desarrollo sustentable proviene tanto del hecho de tener recursos naturales limitados, como de tener una creciente actividad económica sin más criterio que el lucro o dividendo, pudiendo provocar, tanto a escala local como planetaria, graves problemas medioambientales que pueden llegar a ser irreversibles.
Cambio climático
La Convención Marco de las Naciones Unidas define al cambio climático como “el cambio de clima atribuido directa o indirectamente a la actividad humana, que altera la composición de la atmósfera mundial y que se suma a la variabilidad natural del mismo observada durante períodos de tiempo comparables”. Los niveles de todos los principales gases de efecto invernadero están aumentando como resultado directo de la actividad humana. El dióxido de carbono adquiere el mayor protagonismo porque es el responsable de más del 60% del total de las emisiones. El aumento de los gases efecto invernadero ya está cambiando el clima. La temperatura media de la superficie terrestre ha subido más de 0,6 grados centígrados desde los últimos años del siglo veinte. Los modelos climáticos predicen que la temperatura mundial aumente entre 1,4 y 5,8 grados para el período 1990-2100, lo que representa un cambio profundo y preocupante. Las ingentes cantidades de pruebas disponibles sobre los efectos del cambio climático sugieren que, a menos que actuemos con decisión y rapidez para tratar las causas subyacentes del calentamiento global, nuestro mundo sufrirá una serie de terribles catástrofes.
El Protocolo de Kioto y los Mecanismos Flexibles
El Protocolo de Kioto sobre el cambio climático[] es un acuerdo internacional que tiene por objetivo reducir las emisiones globales de seis gases de efecto invernadero, en un porcentaje de un 5,2%, dentro del periodo que va desde el año 2008 al 2012, en comparación a las emisiones del año 1990. El protocolo se aprobó en Diciembre de 1997, pero entró en vigor recién en febrero de 2005, luego de ser ratificado por Rusia, en noviembre de 2004.
A partir de allí el Protocolo de Kyoto se convierte en Ley internacional. El cumplimiento de las metas propuestas puede resultar oneroso para algunos países, por ello el Protocolo establece “Mecanismos flexibles”, por medio de los cuales los países pueden cumplir con sus compromisos a menor costo. Estos mecanismos ofrecen a los gobiernos y a las empresas privadas la posibilidad de transferir tecnologías limpias, mediante inversiones en proyectos de reducción de emisiones, recibiendo de esta forma certificados de emisión (o bonos de carbono) que servirán como suplemento a sus reducciones internas.
Esta gran final de Elemento Vital nos lleva a tomar conciencia de nuestra responsabilidad como habitantes del planeta tierra. Los cinco finalistas nos ayudarán a profundizar aún más las temáticas propuestas.